En la pasada entrada intenté plasmar la realidad del barrio en el que vivo, la realidad de sus habitantes. Me planteaba porqué tanta gente de un mismo origen se aglutina en los guetos, y por qué esos guetos que los benefician, acaban devorándolos y aislándolos de conjuntos sociales mayores en los que podrían desempeñar un papel más relevante. Tras patearme varios barrios y hablar con muchas personas, con el pretexto de encontrar un trabajo, llegué a la conclusión de que los guetos no son creados por los inmigrantes, las bases del gueto residen en las políticas migratorias restrictivas del Gobierno. Estas medidas, que impiden trabajar legalmente a los que buscan un horizonte mejor, son el caldo de cultivo de la marginación, de las economías sumergidas y del aislamiento de los colectivos migrantes.
Intentaré explicarme: muchos inmigrantes como yo, cuando interaccionamos entre nosotros, de acuerdo a nuestras necesidades, acabamos creando un tejido económico sumergido. Esto ocurre en el momento en que, yo por ejemplo, soy pagada por hacer un trabajo que algún semejante mío no puede hacer. Cuando presto un servicio por el cual soy remunerada, por un lado, se transfiere un dinero con el cual puedo sobrevivir, pero por otro lado, ese dinero entra en un circuito de salida, ya que un importante porcentaje de esas divisas saldrán del país, con lo cual ni pagaré impuestos, ni aportaré a mantener una seguridad social, como debería. Como en una fraternidad invisible, nos acabamos retroalimentando los unos a los otros, pero nos aislamos en un conjunto cerrado en el que las transferencias monetarias tendrán esta vía de salida y no estaremos aportando al país que, directa o indirectamente, nos está dando de comer. Es decir, ni al Gobierno, ni a la comunidad nos conviene aislarnos de este modo, si se creara una política migratoria de tipo inclusivo, no sólo aportaríamos al país con nuestro trabajo, sino que los réditos obtenidos por él, revertirían positivamente en la comunidad que nos acoge, con lo cual se acabaría el asilamiento, y se conseguiría algo parecido a lo que rezaba la carta de Derechos Humanos hace muchos años: “Todos los hombres y mujeres somos iguales en derechos y en deberes”
Y tú, ¿consideras necesario que el Gobierno cambie su política migratoria? ¿Por qué?
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