Bienvenidos!

Bienvenidos todos. Mi nombre es Viviana Quispé, soy boliviana y mi familia se dejo la vida en conseguir darme la educación que tanto quise, por lo que, con muchos esfuerzo de toda mi familia, consiguieron sacarme unos billestes de avión y pagarme la matricula en la universidad. Pero ahora he de ingeniarmelas en mi nueva ciudad, Madrid, con mi nueva vida, la gente que conoceré, etc... Aqui comienza mi vida, pero os pongo en antecendentes sobre mi infancia y vida en Bolivia.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Cosas de clase. (4º parte. Colonización hispano-americana)


 

Día de la Resistencia Indígena:

            El pasado 12 de octubre me ocurrió algo ciertamente curioso, por lo menos para mí. La señora con la que vivo me motivó a ir a ver el desfile de la Fuerzas Armadas... nunca me han llamado mucho la atención las fuerzas armadas, ni las armas, y mucho menos la guerra, pero me causaba curiosidad ver volar a las formaciones de aviones (algo que me encanta) y como una idiota, me levanté temprano ese día y tomé el metro hasta el Paseo de la Castellana para ver el famoso desfile. Todo transcurría con normalidad, hasta que intenté acceder a la primera línea de los asistentes para ver la procesión de militares.
Para entender lo que voy a contar a continuación, es necesario que me describa: mido menos de metro sesenta, soy algo regordeta, tengo los ojos negros como el carbón, así como mi pelo y el color de mi piel es del mismo color canela que la piel de mis ancestros quechuas... Prosigo, intentaba abrirme paso entre la gente cuando me cerraron el paso un grupo de cinco jóvenes con la cabeza rapada y chaquetas, como infladas por dentro. Les pedí educadamente que me dejaran poner delante, ya que al ser bajita, no podía ver bien el desfile. Y me dijeron: “¿Qué se te ha perdido aquí? Vete a tu país”. Me sentí profundamente ofendida porque no estoy en España por opción, para mí no son tan fáciles las cosas para decir: “Me voy a mi país, y ya”, pero callé, di media vuelta y volví a la casa de la mujer sin ver volar a los aviones y teniendo esa inolvidable estampa reemplazada por el rostro de aquel cadavérico personaje que me había tratado de esa manera. No soy una persona dada a la confrontación, por eso simplemente cerré la boca y me giré, pero desearía tener un poco de esa mala leche española para decirles cuatro cosas bien dichas, cosas que se me iban ocurriendo por el camino de vuelta a la casa.
            El 12 de octubre se celebra lo llamado como Día de la Hispanidad, en teoría, una fiesta a compartir por España y todos los países latinoamericanos en la que se celebra su espíritu de unidad, una fiesta por todas las cosas que se comparten en la cultura hispánica. Pero, a tenor de lo que me ocurrió ese día en el desfile, me pregunto: ¿Qué tenemos nosotros que celebrar? ¿Ser las víctimas de un holocausto nunca reconocido ni publicitado como el holocausto de los nazis? ¿El sometimiento de culturas milenarias como las precolombinas? ¿Qué unidad hay que celebrar, cuando las desigualdades económicas y sociales entre el pueblo latinoamericano y el pueblo español son cada vez más grandes? ¡Vaya absurdo! Hace unos años, Hugo Chávez, al respecto, quitó de su calendario la fiesta del 12 de octubre y la reemplazó por otra, celebrada el 11, llamada “Día de la Resistencia Indígena” en homenaje a todos aquellos seres humanos masacrados por las armas de los colonizadores españoles. Aplaudo su iniciativa, y que Venezuela se desmarque de esa fiesta imperialista teñida de sangre, pero me sigo preguntando:

¿Por qué tenemos que seguir celebrando, el 11 o 12 de octubre, el aniversario de un día que supuso el principio del exterminio de civilizaciones enteras? ¿Por qué tenemos que celebrar una visión totalitaria y racista del mundo, en vez de condenar de una vez por todas el holocausto y el sometimiento de nuestros pueblos?

1 comentario:

  1. ¿Hipocresía generacional, politicas demagogas, No se Viviana pero tienes razón. Quiza no interese volver a vivir otan siquiera a recordar........

    ResponderEliminar