Bienvenidos!

Bienvenidos todos. Mi nombre es Viviana Quispé, soy boliviana y mi familia se dejo la vida en conseguir darme la educación que tanto quise, por lo que, con muchos esfuerzo de toda mi familia, consiguieron sacarme unos billestes de avión y pagarme la matricula en la universidad. Pero ahora he de ingeniarmelas en mi nueva ciudad, Madrid, con mi nueva vida, la gente que conoceré, etc... Aqui comienza mi vida, pero os pongo en antecendentes sobre mi infancia y vida en Bolivia.

lunes, 13 de diciembre de 2010

El Ché


  He empezado a relacionarme un poco con la gente de mi universidad. Me había costado mucho entrar en esos grupos de amigos y confidentes que a mi parecer eran cerrados y herméticos, en esos grupos endógamos de gentes que daban la espalda a alguien que intentaba empatizar con ellos mediante una sonrisa o una mirada cómplice. Pero aquí me tenéis, cantando victoria una vez más. Hoy, con lo que me pagó Silvana, pude darme el lujo de comer en la cafetería, lo cual es más bien una faena si te toca hacerlo sola, pero quería comer algo distinto, ya que mi repertorio culinario estaba agotado para Begoña y para mí. Me senté en la esquina de una mesa cercana a una fila de gente, a la vista de todos, por si a alguien le interesaba hacerme compañía, y lo conseguí... No fue mérito de mi sonrisa, ni de la espuma de pelo que probaba hoy por primera vez, tampoco de la sombra de ojos que Silvana me había regalado el viernes pasado. Fue una causa de fuerza de mayor, culpa de la física y del poco espacio disponible en la cafetería, la que hizo que aquella chica de ropas raídas y cresta multicolor se sentara a mi lado con su grupo de amigos y amigas. Ella se llama Clara, estudia Psicología y tiene unos enormes y brillantes ojos verdes, mientras comía se interesó por mí y le empecé a contar fragmentos de esta historia que ya conocéis vosotros, queridos lectores. “¿Tu padre es del MAS?, ¿qué opinas de Evo Morales?, ¿Cómo ha cambiado tu país estos años?”... Más que interesarle las penurias que yo había pasado por su país, Clara se vio atraída por la historia política que inevitablemente circunvalaba al rededor de mi historia de vida, lo cual, al contrario de indignarme, me alegró, me sentí complacida con su interés y la recompensé divagando largo y tendido sobre el Socialismo del S.XXI, los movimientos bolivarianos, y el futuro de Latinoamérica... Desde que estaba en España nunca había hablado tanto ni con tanta pasión, fue una media hora de perorata bien atendida por Clara y sus amigos, en especial por un chico de ojos rojos que al final del discurso se despojaba de su jersey y dejaba a la luz una camiseta con la clásica silueta del rostro del Ché. Lo curioso de todo esto es que reniego y he renegado mucho en contra de Evo y de sus políticas, sobre todo tenía costumbre de enfrascarme en trifulcas políticas con mi padre, enfrentamientos verbales que terminaban sin acuerdo. Pero ahora, en España, me cambiaba de chaqueta por conseguir la simpatía de un grupo de personas que podrían llegar a ser mis amigos. De modo que te pregunto a ti, querido lector o querida lectora, ¿harías tú lo mismo por conseguir una amistad que te hiciera sentir menos sola en los enormes campus universitarios? ¿Cambiarías tus principios con el fin de caerle bien a alguien?

1 comentario:

  1. Hola Viviana, como ves hace tiempo que no te escribo pero sigo muy de cerca el transcurrir de tu vida en tu nueva ciudad y como te enriqueces dia a dia creciendo en conocimientos, alimentando tu alma de vivencias unas de exito y otras no tanto pero que a fin y a cuentas es como se evoluciona en la vida.
    Es facil contestar a tu duda pero claro, uno se debe poner en tu piel y en ese caso la respuesta no es tan sencilla.
    Aun así pienso que hay que ser fiel a tus principios aunque sea a costa de una "amistad fingida o etérea" ya qie a quien conocen no es realmente a Viviana sino a la Viviana que todos quieren que sea y eso creo no sera bueno par tí aunque te reconforte tener unas amistades que no te conozcan de verdad. Entiendo la necesidad de conseguir la amistad pero eso no se consigue únicamente con una charla agradable, unas sonrisas y cierta complicidad momentanea, la amistad verdadera llega con el tiempo en el trato, las experiencias vividas en comun, buenas y malas, el compañerismo, el respeto y tantos y tantos valores que fluirán entre dos o mas personas.
    Quien merezca tu amistad que sea por como eres y no por una mascara sonriente y accesible.

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